martes, 1 de noviembre de 2011

Se abre el telon...

Se abre el telón. Habitación oscura de un hotel. Visto desde el espectador hay al fondo a la derecha de la habitación un armario, una alfombra en el centro, una cama individual pegada a la pared de la izquierda, en el techo una lámpara colgante y al lado de la cama una mesilla de noche con tres cajones, sobre ella otra lámpara y una mini cadena. En la cama, hay alguien durmiendo debajo de las sabanas.

(FEDERICO entra en la habitación encendiendo la luz que cuelga del techo, vestido con unos vaqueros negros, sandalias y un jersey rojo)

HOMBRE DURMIENDO: Maldita sea... ¡Apague la luz! (Sin salir de debajo de la sabana)

FEDERICO: Vaya, disculpe. Debí confundirme de habitación. (Sale de la sala apagando la luz y hay una pausa de 5 segundos hasta que FEDERICO vuelve a entrar encendiendo la luz de nuevo)

Oiga, esta es la habitación numero 12. Se ha confundido usted de habitación caballero.

HOMBRE DURMIENDO: Si bueno, me han dado la habitación numero 13 pero da mala suerte y los jóvenes de la habitación 11 tenían la música muy alta.

FEDERICO: ¿Y las demás habitaciones? ¿Que pasa con la 10?

HOMBRE DURMIENDO: Vera usted, en esa habitación olía a mapache.

FEDERICO: ¿Esta seguro de que olía a mapache? ¿No olería a otra cosa? ¿A águila calva por ejemplo? Yo tuve una en mi casa y le aseguro que los olores son parecidos.

HOMBRE DURMIENDO: Pues ahora que lo dice... me hace dudar. No se si ahora podré coger el sueño (el HOMBRE DURMIENDO sale de debajo de la sabana, vestido con un pijama a juego con un gorro de dormir y enciende la mini cadena haciendo sonar una ranchera.

FEDERICO:¿Que hace usted? Apague eso por dios (Tapándose los oídos)

HOMBRE DURMIENDO: Lo necesito para dormir, no puedo dormirme sin una buena ranchera.

FEDERICO: Pero hombre de dios, ¿No tiene usted otra música? ¿Por que no escucha música clásica?

HOMBRE DURMIENDO: Venga usted, le are un sitio (Moviéndose hacia el lado de la cama que esta pegado a la pared y abriendo la sabana)

FEDERICO: ¿No roncara usted verdad?

HOMBRE DURMIENDO: No, me gusta mas cantar los números como los niños de la lotería.

FEDERICO: ¿Y suele acertar usted los números que salen?

HOMBRE DURMIENDO: ¿Como lo voy a saber si estoy dormido caballero?

FEDERICO: Bueno, dígame al menos como se llama usted.

HOMBRE DURMIENDO: ¿Por que?

FEDERICO: Maldita sea, no puedo dormir si no se como se llama usted, estaría la noche en vela pensándolo.

HOMBRE DURMIENDO: No se preocupe, vera como mis rancheras le ayudar a dormir.

FEDERICO: Pues no lo se. ¿Esta sonando todo el rato la misma canción?.

HOMBRE DURMIENDO: Si, es la única que me gusta. Las demás son horribles.

FEDERICO: Bueno, pues haya voy. (Se mete en la cama)

HOMBRE DURMIENDO: ¿No se pone usted pijama?

FEDERICO: Pues vera, me lo robaron en la playa. Lo tenia en la maleta con todas las joyas de mi abuela y se me lo llevaron.

HOMBRE DURMIENDO: ¿Y las joyas de su abuela?

FEDERICO: Siguen en la maleta, no le gustarían al ladrón.

HOMBRE DURMIENDO: Vaya que faena, hay que ser bellaco para robarle a alguien su pijama... Es una gran perdida, lo siento. (Se quita el gorro de dormir en señal de pena) ¿Quiere que guardemos un minuto de silencio?

FEDERICO: No gracias, es usted muy amable pero ahora solo quiero olvidarlo y seguir mi vida.

HOMBRE DURMIENDO: Como usted guste. ¿No se quita las sandalias?

FEDERICO: ¡No por dios! ¿Esta usted majareta? Podría coger hongos.

HOMBRE DURMIENDO: (Se levanta de la cama de un salto) ¡Caspita, es cierto! Iré a por mis botas. (Va hacia el armario descalzo y saca unas botas negras militares, y llevándolas en la mano se mete nuevamente en la cama)

FEDERICO: Eso es otra cosa hombre, ¿A que se siente mejor?

HOMBRE DURMIENDO: Si, me siento mas seguro.

Se cierra el telón y se detiene la música de la mini cadena. Cuando se vuelve a abrir a pasado un rato y el HOMBRE DURMIENDO y FEDERICO siguen en la cama intentando dormir.

HOMBRE DURMIENDO: (Cantando como los niños de la lotería con una voz horrible) Cuatro mil setecientos cuarenta y ocho, mil euros. Setenta y tres mil cuatro cientos cincuenta y dos, tres millones de euros.

FEDERICO: (Despertando a HOMBRE DURMIENDO) ¿Que demonios hace usted?

HOMBRE DURMIENDO: ¿Que quiere? Estaba teniendo un sueño maravilloso.

FEDERICO: ¿Canta usted los números de la lotería todas las noches?

HOMBRE DURMIENDO: Desde luego, fue la causa de mi divorcio, como echo de menos a mi caramelito.

FEDERICO: Quizás volvería si dejara de cantar a gritos mientras esta durmiendo. Si al menos acertara usted los números... ¡No a dado ni una! (Sacando un boleto de lotería del bolsillo se sus pantalones)

Alguien llama a la puerta y entra en escena MANUEL, el sirviente de FEDERICO. Va vestido muy elegante, con traje negro y corbata y le trae a FEDERICO sus dos maletas llevando una en cada mano.

MANUEL: Don Federado, ¿esta usted dormido? Le traigo su equipaje.

FEDERICO: ¡FEDERICO! ¡Me llamo FEDERICO maldita sea! Llevas diez años sirviéndome, te sabes el nombre de mis padres, de mi hermano y hasta el de mi abuela y aun has dicho bien ni una sola vez mi puñetero nombre.

MANUEL: Bueno no se ponga así, ¿Donde le dejo las maletas?

FEDERICO: Pues no lo se, déjelas usted debajo de la cama.

(MANUEL, que aun se encuentre en la entrada, se acerca a la cama con las maletas)

MANUEL: ¡Pero hombre! ¿A traído compañía usted? (Levantando la sabana que cubre por completo a HOMBRE DURMIENDO)

HOMBRE DURMIENDO: Buenas noches, ¿Como esta usted?

MANUEL: Pero Don Federado, ¿Que pensara su mujer?

FEDERICO: Oiga, no es lo que parece. El pobre hombre se vino aquí porque su habitación olía a mapache.

MANUEL: Vaya eso es horrible, pobre hombre. (Las dos maletas que aun lleva en la mano las mete a debajo de la cama)

HOMBRE ESCONDIDO: ¡Ay!

Manuel pega un salto subiéndose a la cama y abrazándose a FEDERICO y al HOMBRE DURMIENDO, seguidamente el HOMBRE ESCONDIDO sale de la cama.

HOMBRE DURMIENDO: (Dirigiéndose a FEDERICO) ¡Un ladrón! Igual es el que le robo su pijama. Nunca había visto a un ladrón en persona, ¿Le pido un autógrafo?

HOMBRE ESCONDIDO: Con mucho gusto se lo firmare, pero no soy un ladrón, soy HERNANDO. (A partir de aquí el HOMBRE ESCONDIDO pasa a ser HERNANDO)

HOMBRE DURMIENDO: ¡Ay! ¿Qué ilusión!

HERNANDO: Aquí tengo un bolígrafo, ¿Alguien tiene un papel?

FEDERICO: (Se saca el boleto de lotería del bolsillo del pantalón) Tome buen hombre.

HERNANDO: (Firma el boleto de lotería y se lo va a dar al HOMBRE DURMIENDO)

HOMBRE DURMIENDO: Déjelo en la mesilla, haga el favor.

HERNANDO: (Mete el boleto en el cajón de más arriba de la mesilla y emite un grito de espanto) ¡Ah! ¡Hay algo en el cajón!

FEDERICO: ¿Qué es? ¿Un cadáver? ¿Oro?

HERNANDO: No, es una pandereta.

FEDERICO: Pues tóquela un rato a ver si conseguimos dormir.

HERNANDO apaga la luz y FEDERICO, el HOMBRE DORMIDO y MANUEL intentan dormirse. Pasa un minuto, FEDERICO y MANUEL consiguen dormirse roncando exageradamente. El HOMBRE DORMIDO no consigue dormir y vuelve a encender la mini cadena reproduciendo la misma ranchera. FEDERICO y MANUEL se despiertan de un salto y HERNANDO deja de tocar la pandereta.

FEDERICO: (Sale de la cama gritando y corriendo hacia la puerta hasta salir de la habitación mientras grita lo que sigue a continuación) ¡La alarma de incendios! ¡Sálvese quien pueda!

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